viernes, 24 de junio de 2011

Legisló

Foto: Diario del Alto Aragón.

El Sr. Biel, cabeza visible del partido-bisagra aragonés, realizo ayer su discurso de investidura como presidente de las Cortes de Aragón. He seguido con interés su intervención, no por las cuestiones políticas que de ella se puedan derivar, ni por las propuestas específicas para combatir los males que les afectan a los aragoneses y aragonesas. No hay ideas para el desaguisado desde la clase política. Tampoco macro, ni siquiera mini proyectos que vender, porque la pasta escasea. Como diría la Blasa de José Mota: "ande na hay, na se pue sacar".

Biel se ha hecho así mismo y las circunstancias lo han convertido en político-bisagra de profesión. Al ser el único picatoste que queda en la sopa de todas las legislaturas, sabe flotar en ella como un nadador en el mar Muerto. Nadie mejor que Biel entiende que los tangos y las milongas camperas -que son las "de ida y vuelta"- se bailan entre dos. Filón que explota a la perfección en su sala de baile del PAR con su 9,17% de votos. Pero a Biel lo que le pone realmente es ser vicepresidente. Aunque si hay que ser Presidente de las Cortes de Aragón y tener que dedicarse a contar los brazos de palo de sus señorías, pues se cuentan y a esperar otros cuatro años que son dos días y menos da una piedra.

Y Biel, que de tonto no tiene un pelo, sabe que un político en ese puesto sigue teniendo poder, pero se fosiliza en la Presidencia de las Cortes para después disolverse como un azucarillo en un café. Es por ello por lo que amenaza con salir a la tribuna, eso si "solo de vez en cuando" a regalar algún melindre dulzón y pegajoso para que los bailongos de turno le rían la gracia y se lo tengan que comer, aunque se les haga un bolo en la boca. Me consta que algún íntimo le ha dicho: "pero Jose Angel ¿cómo vas ha hacer eso?" Pero el recientemente elegido presidente de las Cortes, que es muy suyo, sabe que le seguirán riendo la gracia los antiguos y los nuevos compañeros de baile. Por el interés te quiero Andrés.

De lo dicho en su discurso de investidura lo que mejor define al nuevo presidente de la Cortes es la llamada a los diputados solicitando que "hagan y reivindiquen la política, y no permitan que se instale la mediocridad en las Cortes porque el parlamentarismo es la esencia de la democracia y esta ultima no tiene alternativa, ni sustituto posible" y, si la tuviera, "sería el caos".

No se si Biel pasará a la historia como un político mediocre. Tampoco creo que se instale mas mediocridad en el parlamento y si habrá más esencia democrática en el mismo, pero que Biel, durante muchos, muchos años, ha colaborado en conseguir el nivel político que Aragón tiene, de eso no cabe ninguna duda.

En el epitafio de nuestro mas insigne jurista, historiador y erudito Joaquín Costa reza lo siguiente: " Aragón a Joaquín Costa, nuevo Moisés de una España en éxodo. Con la vara de su verbo inflamado alumbró la fuente de las Aguas Vivas en el desierto estéril. Concibió leyes para conducir su pueblo a la tierra prometida. NO LEGISLÓ."
Biel sin embargo "LEGISLÓ, VAYA SI LEGISLÓ" . ¿Cómo? Ahí están los resultados. Juzguen Vds.



Les dejo al gran Pepito Avellaneda con un tango de"ida y vuelta" titulado "Cachirulo"
http://www.youtube.com/watch?v=mcJWEaBJHac

1 comentario:

  1. Madre mía, este señor reivindicando el parlamentarismo cuando es el paradigma de la antipolítica: si el ejercicio público se basa en el bienestar de la polis, la trayectoria de esta persona se podría resumir en "¿qué cuota de poder me das para que te vote?". "Usease", apoyo al que me mejor promueva mi bienestar, no el de la ciudadanía.

    La negociación en la administración es defendible cuando se hace para apoyar a alguien que participa de tu ideología -especialmente la de izquierdas, pues tiene como fin último la igualdad- pero, ¿qué ideología va a tener este caballero, si es capaz de pactar con el primero que le garantice el carguillo, sea de un lado o de otro?.

    No cuela, Sr. Biel. Bueno, mejor dicho, sí cuela porque aunque parezca mentira todavía hay gente que le vota -sobre todo en los pueblos-, lo cual explica en parte el tipo de sociedad políticamente corrompida en la que vivimos.

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