sábado, 23 de febrero de 2013

Perro no come perro


Viñeta de Vergara

Ya sabemos lo que ha dado de sí el debate sobre el estado de la nación. Aparentemente Rajoy, que iba de víctima, salió mas o menos airoso, basándose en dos premisas básicas. Una aguantar la presión y callar la verdad sobre el caso Bárcenas. Nombre, que no salió de su boca en todo el debate y que, cual sombra chinesca, se movía por el Congreso señalando con el dedo índice de su mano ensobradora a Rajoy y a la tribuna de la parte derecha del hemiciclo, mientras los diputados peperos, con su presidente a la cabeza, se ponían de un  perfil apapamoscado.
De otro lado, en lo económico, el presidente nos dibujó una España -se supone que la de arriba- con unas cifras con las que según dijo "se vislumbra una mejoría", sin duda a costa de la otra España -la de abajo- que no sólo no mejora, sino que está y estará peor.
Pero aún no pasaron 24h. cuando Bárcenas por un lado, y Bruselas por otro, dejaron a Rajoy, como se dice vulgarmente "con el culo al aire". El primero, porque se filtró a la prensa que tanto él como el anterior tesorero del PP, Alvaro Lapuerta, habían tenido la delicadeza de presentar ante notario una hermosa cuenta. En ella "figuran con detalle" los nombres de los donantes y los perceptores de fondos, según se recoge en el informe de la Udef entregado al juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz.. 
El segundo, porque Bruselas acaba de dejar en entredicho, tanto las cifras y previsiones que  Rajoy pronunciaba horas antes.
Mientras tanto, al principal partido de la oposición, que sigue cargado con la pesada mochila de su pasado, se le sumó la impertinente, inesperada, inorgánica y desoganizativa solicitud de "abdicación del Rey", por parte del líder de los socialistas catalanes Pere Navarro. Solicitud que, aseguran,  puso fuera de sí a Rubalcaba profiriendo gritos e insultos contra él, poco antes de su intervención en el Congreso, .
Con tal estado de ánimo, sumado a una total falta de garra, Rubalcaba soltó desde la tribuna de oradores un deshilvanado popurrí hacia el presidente de reproches sobre parados, golferías barcenianas, falta de credibilidad, incumplimientos de programa,  recortes y privatizaciones, ante lo cual, Rajoy ni siquiera le dedicó un cruce de mirada.
Por lo demás, nada. Ni un síntoma de esperanza, ni un atisbo de optimismo por parte de ninguno de los intervinientes, salvo el mejor entretenimiento que siempre ofrecen los partidos "estrafalarios", según la definición que da Rajoy a los partidos con menos representación.
En definitiva, si algo ha demostrado el debate sobre el estado de la nación, es que no hay un jefe de Gobierno creíble -pues difícilmente lo puede ser aquel que está "cogido por los sobres" de un sinvergüenza-, pero que tampoco hay un líder de la oposición como alternativa. Por no haber no hay ni siquiera un partido "serio" de oposición. Pues el PSOE está en niveles tan bajos de aceptación, que necesita una regeneración completa de personas que no estén contaminadas por la etapa anterior y, sobre todo, de ideas. El PSOE necesita, junto con un nuevo e inmaculado líder, saber definitivamente "qué quiere ser de mayor"; reengancharse con la sociedad sin ambages y con ideas claras e ilusionantes.  No es de recibo que ni siquiera en lo relativo al tipo de Estado -léase Cataluña-, no tengan una idea fija de lo que quieren.
Lo comentado sobre ambas formaciones, es corroborado con la sangría de votos que están sufriendo la una y la otra. No dudo mucho que, de seguir así, dentro de poco, ambos sumen menos de la mitad de los votos.
Que no haya un gobierno creíble entra dentro de la lógica política; lo que  ya escapa de lesa lógica  desarrollada hasta ahora, es que tampoco haya una alternativa en la oposición a ese gobierno. Esa circunstancia no ha ocurrido jamás en la historia de la democracia. ¿Asistimos a la pérdida del bipartidismo como mutua alternativa de gobierno? Ya veremos. Pero lo que es evidente es que algo está cambiando por la incompetencia de ambos partidos, no sólo para dar otras alternativas  a la crisis que no pasen por hacer que la paguen siempre los mismos, sino también, y no menos importante,  por su incapacidad para acabar con la lacra de la corrupción. Hago mío un refrán que  José Luis Corral aplica al citado debate: "perro no come a perro"


lunes, 18 de febrero de 2013

Contra el paro: habla el profesor Juan Torres



La lucha contra el paro no es técnica sino política.
Es así porque el paro no constituye un problema para todo el mundo. Lo es para quienes no encuentran trabajo remunerado en los mercados. Pero, curiosamente, lo que supone un grave problema para los grandes empresarios no es el paro sino el pleno empleo.
Es así porque, cuando se alcanza, los trabajadores son fuertes y están en condiciones de negociar con éxito las condiciones laborales, es decir de hacer frente al poder del que depende el bienestar y el beneficio de unos y otros. Aunque cueste creerlo, es por ello que a los capitalistas les interesa que haya niveles de paro elevados, pues así (aunque en conjunto ganen menos) tendrán en su mano el poder que necesitan para controlar a la fuerza de trabajo y su retribución.
Eso es especialmente necesario cuando los empresarios no están dispuestos a competir a través de la calidad o la innovación, como desgraciadamente ocurre con la mayor parte de la clase empresarial española. Entonces tienen que recurrir necesariamente a reducir salarios aunque es evidente que esa estrategia, empobrecedora, deben revestirla de algún modo para que sea fácilmente aceptable por la población trabajadora y por la sociedad en general.
El discurso que les permite eso es muy antiguo y consiste en afirmar que los salarios son uno de los costes principales de las empresas y que si éstos son elevados no podrán crear empleos. Así que si se quiere que los haya, habrá que aceptar que los salarios sean más bajos.
Por añadidura, se afirma que si los salarios son elevados, las empresas no tendrán más remedio que subir los precios, de modo que se producirá un peligroso proceso inflacionario que siempre hay que evitar. Y la conclusión será que deben establecerse normas que garanticen, por un lado, que los empresarios puedan reducir costes laborales constantemente, y, por otro, que todas las políticas del estado (y la fiscal y la monetaria, principalmente) deben dirigirse a combatir la inflación. Lo cual, dicen, se consigue reduciendo gastos, elaborando normas que flexibilicen los mercados y no permitiendo que los tipos de interés sean bajos.
Repetidas hasta la saciedad, estas ideas convencen pero la realidad es que son falsas porque se sostienen en un principio que carece de fundamento.
Parten, efectivamente, de una idea liberal del siglo diecinueve que afirma que el nivel de empleo solo depende de lo que ocurra en el mercado de trabajo. Si hay paro, dirán, es porque hay exceso de oferta de trabajo. Pero si los salarios bajan, entonces los empresarios contratarán a más trabajadores y desaparecerá el paro. Si éste existe será entonces “paro voluntario”, es decir, producido solo porque los trabajadores no quieren aceptar salarios más bajos.
Desde hace muchos años sabemos que esas ideas son falsas (incluso matemáticamente insostenibles) y que en realidad solo producen incrementos del beneficio empresarial. Podría ser que fuesen aceptables para una empresa en particular pero, a nivel de toda la economía, el nivel de empleo depende no solo de lo que ocurra en el mercado laboral sino, sobre todo, en el mercado de bienes y servicios. Por muy bajos que sean los salarios, si las  empresas no tienen clientes (demanda) no contratarán a nadie. Y la mayor parte de la demanda la componen los salarios.
Aplicando estas ideas a la situación española deduciríamos que para combatir el paro son imprescindibles dos cosas. La primera, limitar el poder político de las grandes empresas que imponen su voluntad (su preferencia distributiva) al resto de la sociedad. Es decir, las que, para ganar más, en realidad están empeñadas en crear escasez artificialmente, escasez de actividad productiva que realmente satisfaga necesidades reales y escasez de empleo estable y de calidad. La segunda, garantizar demanda suficiente a las empresas que de verdad pueden crear empleo, que hoy día son las pequeñas y medianas que fundamentalmente viven del ingreso de los trabajadores nacionales.
Por tanto, lo mejor que se puede hacer para crear empleo en España es elevar los salarios, cambiando la pauta de distribución de la renta para hacerla no solo más justa sino más eficiente económicamente.
Ahora bien, esto no se podrá hacer si no se abordan otras dos cuestiones (para lo cual también se necesita anular el poder político de los grandes grupos oligárquicos). La primera, sustituir las actividades productivas que vienen actuando como motores insostenibles de la economía por  otras que utilicen los recursos de otro modo y permitan consumir de forma más satisfactoria, equilibrada y humana. La segunda, controlar el dinero y las fuentes de financiación para ponerlas al servicio de la sociedad.
Consejero de ATTAC. Periódico de sesiones del 15M

miércoles, 13 de febrero de 2013

Martes negro pepero



El "martes negro" del PP pasará a la efímera historia por una mezcolanza de hechos cuando menos sorprendentes. En primer lugar la visita forzada y a desgana del presidente del BCE Mario Draghi. Visita chapucera donde las halla, en la que se demuestra las carencias que el PP tiene para gobernar la crisis -  inhibidores de frecuencia incluidos- donde, por un lado, el Presidente de la Cámara aseguró que Mr. Draghi "había solicitado comparecer en privado", cuando éste desveló posteriormente que "no tenía inconveniente" hacerlo en público.  
Y vino -lo trajeron- para decirnos que la economía española -es un decir- experimenta una ligera "mejora", pero que los ciudadanos aun no notábamos los "efectos positivos". Para ese viaje no hacían falta alforjas. El Sr.  Draghi, otro ex Goldman Sach instigador de los trampeos que taparon la deuda de Grecia, viene a decirnos "lo que notamos", como si no lo supiéramos, y a darnos, de paso, un curso intensivo de honradez. Y ello, repito, con inhibidores de frecuencia, que es algo así como la obstaculización de aparatos electrónicos. Al menos, en el 23F del 81 todos los españoles pudimos ver en vivo y en directo el golpe de Estado. Craso error, pues aun no había acabado Draghi su intervención "secreta", cuando el vídeo ya estaba pululando por las redes sociales. 
Si esto fue por la mañana, la tarde se presentaba prometedora. En la misma sesión del Congreso se admitieron a trámite sendas ILP's. Una sobre la declaración de las corridas de toros como "Bien de Interés Cultural"; la otra, sobre el establecimiento de la "Dación en Pago" frente a las hipotecas.
Todo estaba previsto. Se aceptaría la una y se desestimaría la otra; que para eso los del PP son más taurinos que "dacinos". El PP ya había anunciado horas antes que votaría en contra de la ILP auspiciada por el movimiento PAH (Plataforma Afectados por la Hipoteca). Todo el mundo esperaba la paradoja de ver aprobada la admisión a trámite de declarar los toros Bien de Interés Cultural, al tiempo que se rechazaría la Dación en Pago. Un anacronismo peligroso en unos momentos resbaladizos y delicados para el PP. 
Pero de pronto ¡saltó la sorpresa!: un portavoz del PP anunciaba que votarían a favor. Confusión en la calle, confusión en las redes sociales ¡no era posible!; pero si comprensible: el bochorno sonrojante y embarazoso que tal hecho hubiera producido al PP, sumado a la actual situación barceniana-gürtera por la que atraviesa; el más que fundado miedo a un incremento considerable de las protestas en la calle, junto a la constatación de que el 85% de los españoles aceptan que la aplicación de la dación en pago es algo de justicia para evitar situaciones límites, incluso de muerte, han posibilitado que el PP deje el rodillo de la mayoría absoluta -después de las correspondientes disculpas al poder real: la banca-   en la "zona azul" del aparcamiento. 
Pero todo se andará. Percebe Rajoy sabe esperar. Es capaz de pasar desapercibido frente al choque de las olas ante el fuerte temporal, esperando la calma.
En el tránsito, la PAH, con la activista Ada Colau a la cabeza, adquiere una relevancia política, social y mediática extraordinaria, muy difícil de neutralizar ya por el poder. Activismo que ha sido capaz de lanzar un torpedo directo contra la línea de flotación bancaria, dejando al descubierto una buena parte de sus vergüenzas.
Para rematar la faena, Gallardón también se desdice con el "tasazo". Por último y, aunque en este caso no pertenezca al PP -creo-, Benedicto XVI dimite; parece que el peso de la cruz le resulta excesivo al Santo Padre. Pero chitón, no debo opinar; no soy católico.

domingo, 3 de febrero de 2013

Imposible digerir


¡Que gran espectáculo de la decadencia; que sublimidad de lo más rastrero de la  miseria humana elevada al trono de lo políticamente detestable! En los escasos días que llevamos vividos de año, se manifiesta de una forma abrumadora el sórdido corolario de  noticias que, relacionadas con el trinque, dejan a la casta política y gubernamental en el máximun de lo execrable. Lo que ocurre en España produce tal estupor en  los ciudadanos, que aunque la mayoría estén ya licenciados en las ciencias de lo incomestible, no puedan digerir un cocido con tal cantidad de chorizo. Sin lugar a dudas los vocablos que mejor definen la actualidad política hoy son: asfixiante e insoportable.
Los que nos movemos por estas bitácoras quizá tengamos nuestro órgano digestivo más recubierto del omeprazol aliviante, pues sabemos que los sucesos de hoy responden a los antecedentes de ayer; de la misma forma que lo preconcebido de un destino políticamente corrupto, corresponde al político predispuesto para tal fin. Pero aun con esa ventaja, precisamos de la serena y estimulante siesta para asumir tan brutales digestiones.
Lo que sucede en España difícilmente lo puede soportar ya el ciudadano. El máximo exponente de la generalizada corrupción política española, se manifiesta en los datos probatorios que a diario salen en los medios de comunicación sobre el llamado caso Bárcenas, relacionados con la presunta -por supuesto- financiación ilegal del PP y del sobresueldo en negro de  algunos dirigentes de citado partido -algunos con cargo de gobierno, incluido su Presidente don Mariano Rajoy Brey-,  en base a sobrecogedores sobres llenos de billetes de a 100 para arriba -pues los billetes de menos enjundia y  más pequeños, hacen que el  envoltorio se hinche en demasía, y su delatador bulto sobrepase la medida de lo discreto-, amén -sigo- del enriquecimiento personal de Luis Bárcenas alias "el Cabrón", en el argot  de la familia pepera. Esto, para el sufrido ciudadano, ya resulta absolutamente incomestible.
La corrupción generalizada y basada en la captación de dinero ilícito, del trueque por los favores recibidos en la contratación de servicios y de obras públicas desde las instancias del poder político, han sido los lodos que nos han traído estos barros inmundos y malolientes. Dinero que han trincado y que no viene del cielo, sino que directa o indirectamente, hemos pagado, pagamos y pagaremos los sufridos contribuyentes; esos a los que Montoro y su Hacienda gusta en llamar personas físicas -pues de nuestros bolsillos sale, por la vía de pagar más caras las viviendas, más caros los servicios públicos y las infraestructuras, algunas de ellas notables ejemplo de despilfarro, corrupción y sobrecoste-.
Pero si espectáculo es el más que visible choriceo político-empresarial -pues tan chorizo es el que da como el que recibe, aunque en el político sea más deleznable-, no menos espectacular y cómica es la respuesta que el partido que sustenta al gobierno, y el propio gobierno en sí, con Mariano Rajoy a la cabeza, esta dando a la opinión pública sobre el asunto de los sobres.
La creación de una auditoría externa y otra interna para investigar lo que fuera de nuestras fronteras se conoce como el Barcenasgate, la ausencia de dimisiones y de responsabilidades, la nula colaboración con la justicia y la fiscalía, o la estrategia de poner en marcha el ventilador para intentar que la caca salpique a todo quisqui es, cuando menos, un insulto y una afrenta al ciudadano, a la política, a la democracia y, sobre todo, a la más elemental razón.
Resultan patéticas las explicaciones -que no explican nada- de Dolores de Cospedal con su retranqueo del no me consta; patético Rajoy escudándose en en su secretaria general y también en su Vicepresidenta de Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, para no dar la cara y salir, días después, no en vivo y en directo ante todos los españoles, como lo haría cualquier estadista de pro, sino en cobarde y pendenciero vídeo y, por supuesto, sin admitir las necesarias y esclarecedoras preguntas de los periodistas. Y sale, como digo, para decir una serie de sinsustancias y opacidades dialécticas de manual, empleando una oratoria trilera y fundamentada en los resultados asépticos de tan teatrales auditorias, que "demuestran que en el PP, no ha habido infección, versus irregularidades"como si las irregularidades, el dinero negro o las cajas B,  tuvieran asiento formal en la contabilidad de un partido político ¿Nos insulta o no nos insulta el Presidente de Gobierno?.
Quien no tiene la dignidad suficiente como para dar la cara con transparencia ante la prensa y los ciudadanos en un gravísimo escándalo que le afecta directamente, queda carente de toda la legitimidad para gobernar un país. 
Vivimos en los momentos más álgidos de la corrupción política e institucional en España; y lo que es peor, vivimos bajo una peligrosa clave: la del chanteje de dos rateros que elevan al Dioni a la categoría de honrado: el Presidente del Gobierno está sometido al chantaje de Bárcenas y el Jefe del Estado a la del socio de Urdangarin. 
Este gran espectáculo de decadencia política hace que, como es lógico, y  según las encuestas, el  Gobierno de la mayoría absoluta, por un lado, y la Corona por otro, estén a años luz de los ciudadanos. Un pueblo preparado no permite, o no debería permitir, corruptos, chantajistas, trileros de la política, ni gestores incompetentes.
¿Estaremos preparados para decir basta, o seguiremos tragando lo incomestible? Veremos