domingo, 23 de marzo de 2014

Los destrozos de la Reforma Laboral sobre el empleo



Dejo aquí un interesante informe de CCOO sobre las nefastas consecuencias de la Reforma Laboral impuesta por el Gobierno de Mariano Rajoy.

 1. INTRODUCCIÓN
En el año 2013 en media anual –calculada como la media aritmética de los cuatro trimestres –
la población ocupada en España fue de 16.750.100 de personas. En 2011, el año anterior a la
reforma laboral de 2012, el número de personas con empleo es nuestro país era de 18.104.700
personas.
La comparación entre ambas cifras da una idea precisa de los efectos cuantitativos de la
reforma – y del resto de políticas aplicadas por el gobierno del PP – sobre el empleo: en los dos
años de aplicación se han destruido en España 1.354.700 empleos netos, una cifra que por sí
misma constata el absoluto fracaso del nuevo marco normativo en lo que, formalmente, era su
principal objetivo.
La reforma de 2012 ha agravado los efectos que sobre la actividad y el empleo tienen la
estrategia de austeridad extrema, el ajuste fiscal duro y las reformas antisociales iniciadas a
partir de mayo de 2010. De la leve recuperación que siguió a la gran recesión de 2009, hemos
vuelto a lo más duro de la crisis después de aplicar esa estrategia.
La reforma laboral está teniendo efectos perversos en el mercado de trabajo. Es la recesión y el
ajuste duro lo que destruye empleo, pero con la nueva reforma laboral toda esa pérdida se
concentra en los asalariados. Todos los puestos de trabajo perdidos desde su aplicación
estaban ocupados por personas asalariadas. Por el contrario, en ese mismo tiempo aumentó el
número de empresarios y autónomos.
La calidad del empleo se está deteriorando gravemente con la reforma, porque abaratar el
despido ha provocado un cambio en el modelo de ajuste de las empresas, que ahora, además
de no renovar contratos temporales, reducen sus plantillas fijas.
El deterioro también se manifiesta en una intensa sustitución de trabajo asalariado a tiempo
completo por contratos a tiempo parcial; una situación no deseada en la gran mayoría de los
casos por las personas, no solo por la reducción proporcional del salario sino porque, por
desgracia, en nuestro país se concentran muchas prácticas irregulares en la jornada parcial.
La reforma laboral ha facilitado el instrumento necesario para materializar las políticas de
recortes en los servicios públicos, que sufren una caída del empleo sin precedentes en nuestra
historia reciente. Si en la fase inicial de la crisis el sector público actuaba como un estabilizador
de la ocupación, ahora destruye empleo a un ritmo incluso superior al del sector privado, lo que
da como resultado que el empleo asalariado total haya caído más que nunca en los últimos dos
años.
No es cierto que la reforma esté ocasionando un cambio de tendencia en la destrucción del
empleo. Al contrario, ha sido en el bienio de aplicación de la reforma cuando se ha registrado
la mayor destrucción de empleo asalariado, en especial el de carácter indefinido, desde que en
2008 empezó la crisis.
Los ocho trimestres transcurridos desde que se empezó a aplicar la reforma son los peores de
toda la historia reciente. La relativa ralentización en la caída del empleo total es solo una apariencia 
formal porque esconde las transformaciones que deterioran el mercado de trabajo,