martes, 14 de enero de 2014

Con repiqueteo en Gamonal, en Burgos también suenan las campanas.


Vecinos/as de Gamonal en asamblea 

Rematando las navidades y comienzo de año prácticamente con el roscón de Reyes en la boca, convencidos de que la monotonía y el tedio social seguían combatiendo, cual elixir rajoniano, el cabreo generalizado que todos -bueno, casi todos- llevamos dentro, mientras se desarrolla el plan de ruta previsto por quienes nos gobiernan. 

Pero, según el cazador,  la liebre salta desde donde menos te lo esperas. Y a Mariano le ha saltado su liebre desde Burgos, mientras se besuquea por la Casa Blanca. En Burgos sí, esa ciudad que siempre han vendido tan de derechas y tan de El Cid, por lo que en el Gobierno andarán ligeros encargando a sus sociólogos de cabecera análisis de urgencia para explicar semejante fenómeno. Ellos, los sociólogos del Gobierno, siempre hacen dos análisis: el serio y el otro. El serio para ellos, el otro el que concluye para estos casos de rebelión pública en un mensaje unívoco dirigido a la masa municipal y espesa, que pasa por decir eso tan manido de los "minúsculos y reducidos elementos itinerantes de extremísima izquierda, que van de aquí para allá, quemando y destrozando el patrimonio de todos los españoles" Y así justificar mamporros a destajo. 

¡Mira tú por donde en Burgos! pensarán mientras ponen cara de conejo. Pero, como dice mi amigo burgalés: "En Burgos también suenan las campanas" Un análisis simplista nos llevaría a pensar que en Gamonal la ciudadanía es de Marte, pues en la Tierra, y mas concretamente en España, hace un tiempo no muy lejano casi todo el mundo exigía tener una obra, contra mas monstruosa mejor, al lado de su casa.  Pues no, no son de Marte; con los pies bien puestos en tierra, lo único que han lanzado a su alcalde, es un llamamiento a la austeridad. 

Rajoy, si no fuera tan visceral, sectario y rencoroso, debería otorgar a los/as gamoninos/as un premio a las buenas prácticas económicas, mientras exige la inmediata dimisión del alcalde de su propio partido, pues ¿no es austeridad lo que él exige todos los días que tiene ocasión de salir en el plasma? Pues austeridad piden en Gamonal, para que no haya despilfarro ni mamoneo urbanístico, mientras exigen mantener cubiertas las necesidades sociales y servicios básicos con los pocos recursos económicos que quedan.

Sí, en Burgos. Y en Gamonal, que no es ninguna aldea solitaria, sino el barrio más numeroso y activo de la ciudad que,  con sus 60.000 habitantes, absorbe la tercera parte de una población de 180.000. Un lugar donde hace falta inversión, pero no la inversión que su alcalde Javier Lacalle y su promotor constructor "de cercanía" Antonio Miguel Méndez Pozo quieren. Sino otro tipo de inversión muy diferente que ha provocado en la ciudadanía un cabreo por el empeño ¿del alcalde? de construir un bulevar en la calle Vitoria y un parking subterráneo de pago, invirtiendo la friolera de 8 millones y medio de euros y cuya finalidad última, parece que es la de satisfacer los deseos del cacique de turno al que se le otorga el poder real y absoluto en toda la ciudad y quien, por cierto,  ya mea sobre mojado, pues apuntaba maneras al ser el causante de que a un alcalde de Burgos, José María Peña, allá por el año 1993, se le otorgara el honorable título de ser el primer alcalde condenado en democracia por prevaricación. 

Pero no sólo es el bulevar caprichoso el que desata las iras de la ciudadanía, sino también los recortes sociales y subidas de impuestos, como práctica habitual del gobierno del alcalde Lacalle -que en el apellido llevará la penitencia-, de una brutal elevación de la deuda municipal y oculta hasta hace poco, o de la fuga de jóvenes por falta de trabajo y de altas tasas de de paro. Un ejemplo muy comentado que contrasta con la situación, es el de una guardería municipal que va a cerrar por la falta de 13.000 euros de dotación económica para reparaciones, mientras por otro lado hay verdaderas ansias de gastar más de ocho millones para satisfacer los deseos del que realmente manda en Burgos y pueda así construir su bulevar, incluso con la oposición de los comerciantes de la calle, quienes aseguran que va a suponer una auténtica ruina para sus negocios.

Curiosamente no es la primera vez que ocurre un conflicto social de este tipo en la ciudad, pues en otra calle, la de Eladio Prelado, el alcalde anterior Juan Carlos Aparicio, también del PP, quería poner en marcha un tingladillo de reforma de calle, aparcamiento incluido of course. Pero aquello se llegó a paralizar también debido a las insistentes protestas callejeras.   Preocupante precedente, que sin duda hará que Mariano el irreductible, brinde todo su apoyo -represivo se entiende- a su alcalde, para sofocar de manera ejemplarizante tamaña osadía popular, evitando así dar pábulo a que podamos pensar que, saliendo a la calle,  también nos salgamos con la nuestra. 

De momento, mi amigo el burgalés está henchido de gozo y este año, para el 2 de febrero, dice que la fiesta patronal de Gamonal, la Fiesta de las Candelas, va a ser muy luminosa "sobre todo si a ella acude el alcalde" apostilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario