jueves, 2 de enero de 2014

¿La izquierda está en algo?


Los movimientos sociales, tan alentadores hace un tiempo ¿han desaparecido, o están en algo? Y si es así ¿serán capaces de estructurar una alternativa urgente, un referente político -y desde luego electoral- que encauce la mala leche de la calle y sepa y/o pueda establecer una lucha democrática, real y proporcionada en las instituciones, para alcanzar el tan necesario y ansiado cambio de gobierno que nos lleve a una solución más equitativa de los problemas y, sobre todo, a una defensa de la democracia y de los derechos sociales que, dicho sea de paso, están sufriendo los mayores ataques conocidos desde la transición en nuestro país? 

¿Serán capaces de establecer ideas y programas consensuados con el resto de las fuerzas de la izquierda para elevar una propuesta de cambio, eligiendo a las personas más capaces y honestas posibles que entierren viejas y corruptas costumbres de gobernar. Costumbres demasiado afianzadas y que han hecho de la política, salvo honrosas excepciones, un medio de vida para demasiados maleantes?

¿Serán capaces de montar un frente común, en el que la ciudadanía que sufre las inclemencias de la política, de la economía, los recortes, la pérdida de derechos políticos, sociales o laborales, se sintiera -por fin - representada y fuera en masa a votar, evitando el desastre que supondría que se quedara en casa alimentando el fantasma de la abstención -que siempre tiene su abono en el voto de la izquierda- y que tanto beneficia al poder establecido?

Yo no se si es posible, lo que sí se es que es necesario. Es necesario y urgente que esa alternativa se cree y se elabore en torno a un programa común que recoja en esencia la defensa a ultranza de los derechos sociales que aun nos quedan, así como la recuperación inmediata de los muchos derechos expoliados por la derecha en estos dos intensos años de ataques desenfrenados vía Decreto Ley o rodillo, que han supuesto un retroceso de décadas de conquistas de la izquierda. Pero también es necesaria una alternativa que, sobe todo, sea una exigencia de ética, honradez y decencia en cualquier candidato o candidata que se presente, que conyeve, incluso, la firma de la renuncia anticipada a su cargo en caso de cualquier tipo de imputación demostrada y sobrevenida. Esto  que puede parecer discutible en democracia, debería ser absolutamente necesario en los representantes de la izquierda que aspiren a representar a la ciudadanía y en los tiempos que corren de falta de confianza en nuestros representantes, un símbolo, una muestra, de honradez y honestidad que marque serias diferencias éticas.

Y ese referente que se forme, me refiero a la izquierda del PSOE ( pues con el PSOE, por diferentes y variados motivos es difícil el baile) , tendrá que ir acompañado también de una regeneración del principal partido de la oposición, es decir: el PSOE, si se quieren conseguir unos buenos resultados de la  izquierda en general con la meta a corto plazo de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, y que obligue al Gobierno a retroceder forzándolo a adelantar las Elecciones Generales. De no ser así, lo único que nos esperara es más -y peor- de lo mismo, pues el PP, con terminaitor Rajoy a a cabeza, y a pesar de todos los desmanes producidos -incluida una corrupción generalizada y escandalosa- sigue teniendo una ventaja de ocho puntos con respecto al PSOE.
  
Si el PSOE -donde de momento se mueven pocas cosas, pero aún se reconocen menos- no hace una profunda autocrítica y se dota en unas primarias con la máxima participación y de forma urgente con nuevos dirigentes y con nuevas propuestas, que enlacen de paso con ese movimiento que pueda surgir por su izquierda, será imposible afrontar con éxito esas elecciones al Parlamento Europeo y doblegar así al PP y a su Gobierno con la idea de ese posible adelanto electoral.

 

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