La huelga ya se ha hecho. Rajoy se siente satisfecho de poder mostrar al mundo aquello que a los mandatarios internacionales les dijo "que se esperaba una huelga general", como si de un deseo innato se tratara desde que llegó al poder y cual reválida presidencial para mostrar al suprapoder económico que su política social es la mas neoliberal y salvaje de la UE. Para decirles también, que en España se va a actuar sin contemplaciones ni blandenguerías, soportando las huelgas generales que hagan falta. La derecha en España siempre ha querido ser mas derecha que nadie.
Es de esperar por tanto, poca o ninguna reacción en la vía de recuperar el diálogo, ante la evidencia del descontento y rechazo social, con cientos de miles de manifestantes en la calle y con mas de 10.000.000 millones de personas secundando el paro. Éxito al que si le sumamos unos resultados electorales, en los que, concretamente en la Andalucía añorada y llorada del señorito Arenas "no ha ganado la derecha, si no que se puede considerar más de izquierda que antes con la notable subida de IU, son motivos más que suficientes como para que el gobierno eche marcha atrás. En las elecciones andaluzas lo que se pretendía era un aval a la reforma laboral y a los recortes presupuestarios, que además desmontara los argumentos de los sindicatos. No solo no ha sido así, sino que se ha convertido en todo lo contrario: cargar más de razón a estos.
Pero al margen del éxito del29M, Rajoy tenía predisposición a mirar para otro lado negando la mayor de una huelga que, repito, ha tenido un resultado que exigiría a cualquier gobierno que no estuviera invadido de prepotencia, cuando menos a negociar con los sindicatos
Esa interesada y prevista sordera se limitará, durante unos días, a la cretina negación de las cifras, a enviar a sus maquilladores mediáticos a absurdas tertulias para enmascarar la masiva respuesta y a sus voceros a machacar a los sindicatos, calificándolos de "agentes sociales trasnochados y fuera de la realidad" exigiendo, ya de paso, la derogación de la Ley de huelga y el establecimiento de una ley tipo "kale borroca" para justificar una mayor, si cabe, presencia policial en las calles mientras las televisiones muestran escenas de hechos aislados y residuales de violencia callejera, que nada tienen que ver con la actitud pacífica con la que siempre se llevan a cabo las huelgas generales en España. Pero todo ello tiene hoy día un contrapunto: el de las nuevas tecnologías y las redes sociales que imposibilitan que a la ciudadanía mediática se le pueda tomar el pelo como antaño. Hoy en día es dificil enmascarar los hechos que acontecen en la calle. Lo que es "es", desde el punto de vista de la realidad social y de la rue, por muchos trágalas que se quieran imponer desde los medios de comunicación manejados por el poder.
Los sindicatos están fortalecidos y cargados de argumentos por la masiva respuesta y apoyados por las desastrosas consecuencias de la reforma. Veremos cómo saben gestionar ese fortalecimiento.
Mientras tanto, como digo, desde el comienzo de su aplicación la reforma laboral sigue haciendo estragos. El gobierno de Rajoy a lo suyo: mostrar al mundo lo fácil que se despide en España y lo fácil que le resulta ignorar una huelga general.
Tienes razón, los poderes fácticos han puesto el ¡a toda máquina! en el ataque mediático a la huelga. Sin embargo, parece que la resistencia -menos mal- se está organizando: en Andalucía se da el mejor escenario posible, ya que Izquierda Unida puede ser el acicate que haga que el PSOE gire en lo económico hacia la izquierda; mientras que en la huelga se ha demostrado que los currantes podemos paralizar los sectores claves de la economía (industria y transporte), así que con nuestros derechos no se juega. Los ultimos acontecimientos le han metido el miedo en el cuerpo al PP, que está a la defensiva. Eso es bueno, así que no hay que bajar la guardia.
ResponderEliminarSaludos Replicantes.