jueves, 24 de noviembre de 2011

Sarcoptis Escabeis (Sarna) Nunca es con gusto


Artur Más ha salido ligero asegurando groso modo, que los catalanes le han dado la mayoría por que avalan su política de retallades (recortes). Una lectura tan exclusiva y rudimentaria es sin duda interesada, y no solo atenta contra la inteligencia de los catalanes y catalanas, si no que resulta incluso insultante hacia los que sufren y sufrirán la ignominia de sus tijeretazos sociales.

El President miente y lo sabe. Cuando menos hace una lectura interesada de los resultados electorales  barriendo hacia la cosa del recorte. Si su análisis fuera cierto, lo único que tiene que hacer el Sr. Más y su corte de iluminados consellers, es recortar, recortar y recortar, para que cuando lleguen las próximas elecciones, puedan doblar el número de votos.

Medidas como la de pegar un buen bocado al sueldo de sus empleados públicos, o crear una tasa por receta médica y reducir la sanidad a niveles de quien la pueda pagar que se cure, y quien no, que se vaya a curar al monte, no cabe duda que son medidas "populares" y que enganchan al electorado. Pues muy bien Sr. Más, siga su honorable por ese camino, que sus ciudadanos se lo agradecerán y será, de nuevo, recompensado en las urnas.

Si nos quisiera Vd. referir la verdad,  nos contaría que ni Vd. ni  su candidato: el ilustre Josep Antoni Durán y Lleida de Alcampel y Huesca ,  no dormían pensando en la sangría de votos que se podían ir por la marabunta pepera. Por ello se desgañitaron en los últimos días de campaña forzando la maquinaria retro-nacionalista a tope.

El resultado ha sido que los catalanes, salvo el voto partidario y fijo a CIU -abstención aparte-,  a la hora de castigar al PSOE  han optado por elegir la pesadilla menor: la de CIU,  frente a la del PP,  a pesar de haber subido éste 700.000 votos. ¿O es que se ha creído Vd.que los recortes y los votos es como eso de: "sarna con gusto no pica"?

Pues pica. Pregunte a los afectados. Bajen a la arena Vd. y sus notables consellers retalladors y se enterarán de que el Sarcoptis Escabeis no es agradable. Pero según su teoría no hay que preocuparse. Volverán a elegirles en agradecido y abrumador porcentaje,  por ser tan buenos recortadores. 

martes, 22 de noviembre de 2011

La autoflagelación consciente


Bueno, pues ya está. El oráculo se ha cumplido a rajoytabla. La derecha ha ganado por mayoría, más que absoluta, yo diría que "absolutista", pues los resultados del domingo han colocado al candidato popular más ante lo divino, que ante lo humano. Después de dos elecciones perdidas y no exento de ataques desde su propio partido y de una buena parte de la prensa amiga -esa que ahora tanto lo ensalza-  Mariano Rajoy, conocido por esta bitácora como :"el simprogram" arrasa en las urnas.

La política tiene mucho de efervescencia de masa.  Por ello en campaña electoral los partidos expresan en letras de neón lo que pretenden los individuos en su particular excitación política, promoviendo los candidatos ilusiones ficticias, aprovechando esa agitación concentrada en los días de campaña. En base a ello se hacen las propuestas oportunas para que el ciudadano se identifique con éstas y atraer así su voto en beneficio de las respectivas candidaturas, sabiendo, los muy tunos,  que después de la excitación viene la calma para disolver la ilusión como un azucarillo en un vaso de agua. 

Pero en esta ocasión -y ahí radica el curioso fenómeno del 20N- se ha votado mayoritariamente a un partido que se sabe de antemano -ya lo dijimos- que no solo no ha defendido un programa claro y público, si no que todo el mundo conocía por intuición el programa "oculto" y real. Ese siniestro programa que sin lugar a dudas está diseñado para contentar al insaciable mercado, y basado en la aplicación de los "sacrificios que sean necesarios" (léase recortes) para que cuadren las cuentas. La ciudadanía , ella sola, ha convertido esa efervescencia en una especie de autoflagelación consciente, otorgando así la segunda -y mejor- mayoría absoluta que la derecha ha tenido en la historia de la democracia española.

Por otro lado, la izquierda  debe empezar un largo camino de seria recomposición. El PSOE no está desaparecido como los voceros de la derecha pretenden hacer creer. Únicamente está derrotada y con un cierto estado de shock. A partir de ahora en la izquierda deberán cambiar muchas cosas para que la derrota "puntual" no se convierta en "crónica". Y cuando hablo de la izquierda no me refiero solo al versátil PSOE, si no al conjunto genérico de la misma. IU no debería hacer leña del árbol caído del PSOE. Al contrario, ha de aprovechar su avance en beneficio de esa posibilidad de acercamiento.  Y desde esta palanca, quiero manifestar  mi satisfacción por el logro del escaño de Llamazares (que no es poco teniendo en cuenta la existencia de una ley electoral tan desproporcionada e injusta, en la que se prima de forma interesada el bipartidismo y, absurdamente, los nacionalismos). Gaspar Llamazares ha sido encorrido como un conejo en el interno de Izquierda Unida,  pero no se ha dejado cazar. Él puede ser un elemento clave para esa recomposición en torno a un PSOE renovado y que ese horizonte de izquierda sea posible.

Por último, el tiempo dirá si Rajoy no se ahoga  en un mar de votos. El maldito dios parné, que se sepa, no dispone de salvavidas para gobiernos ni presidentes.

jueves, 17 de noviembre de 2011

20N. Nada nuevo bajo el tenue sol otoñal

En su recta final  he de confesar que nada me atrae y todo me espanta de la campaña electoral que ya, por fin, muere. La simple entradilla de los tediosos telediarios hacen que busque de inmediato el mando a distancia, o que mis manos pasen las páginas de los periódicos con más rapidez de lo habitual.

Los partidos han hecho una campaña anodina y vacía de una mínima propuesta ilusionante. Nada nuevo bajo el tenue sol otoñal que deja paso a las primeras y tan necesarias lluvias. Ningún análisis con un mínimo de rigor. Nada ha sido cuestionado en el circo del sistema donde todo está en cuestión.

La campaña debería de haber servido, al menos, de unidad didáctica para todo bicho viviente, sobre cómo funciona y nos exprime el asqueroso mercado. Debería de haber servido para concienciar al ciudadano de que hacen falta unos nuevos valores sociales y políticos que preparen el camino hacia una sociedad grupal, de valores solidarios, de honestidad, de ética, de honradez, de imaginación y a su vez escapista de la locura vivida en los últimos años en torno a "la gran mentira". Una nueva conciencia que vaya marginando el individualismo, el golferío político, la navajada trapera, el falso concepto de la propiedad basada en la hipoteca a 50 años, el BMW 4x4 para ir  hacer la compra en el  super y demás hipócritas falsedades en las que el traidor Capitalismo con mayúscula nos ha hecho vivir como si perteneciéramos todos al grupo Heilderberg. En España  instalaron el "chip" del capitalista de cartón piedra a la masa municipal y espesa que terminó pensando que quien no tenía una buena hipoteca engordada y un buen buga, es por que era una especie de subnormal fracasado.

Pero según parece aun no nos hemos enterado. Pues si la campaña no ha sido la que debería en función "de lo que hay",  el personal del capitalismo cartón-piedra sigue convencido de que hay posibilidades de volver a las andanzas. Y lo digo por que si Dios no lo remedia (que no lo remediará, entre otra cosas por que estoy convencido-perdón por la osadía- de que no existe)  el fiel bipartidismo del mercado se va a mantener, y,  lo que es todavía más demostrativo de que la enfermedad es severa: que la derecha tenga la posibilidad de ganar por mayoría absoluta. Hago esta reflexión no por que la derecha no esté en su legitimidad de ganar, si no por que el mayor porcentaje de los votos tienen una base popular y  generalizada que quiere seguir apostando por una concepción de la política basada en el individualismo, el recorte, la privatización a gran escala y el sálvese el que pueda. Es decir, aquí la mayoría no ha entendido, o lo que es peor, no quiere entender que eso que definimos por estos foros como "la gran mentira" se ha terminado.

La mayoría se aferra a ella y cree que apedrear al zapaterismo y acusarle de todos los males que nos afectan es la solución. No seré yo quien defienda al saliente que, como lo hará el entrante, no dudó de ponerse servilmente en manos del camino fácil: versus dios mercado. Votar al PP en la actual coyuntura -y allá cada cual con sus papelas- es lo mismo que tirar la casa, para volverla a edificar con los mismos ladrillos pero utilizando una mezcla del mortero -pues escasea- con menos cemento y más arena, lo que implica a priori un mayor peligro de derrumbamiento. ZP, no cabe duda que apuntaló el estado del bienestar para, de la noche a la mañana, comenzar a derribarlo ipso facto sin más explicaciones, con reforma constitucional incluida para futuros derribos,  mandatado por la pareja unida "por el interés te quiero Andrés: Merkozy".

Siendo eso así ¿qué hará don Mariano "elsimprogram"? Como no lo dice él, ya lo digo yo (y no hace falta ser un lince) : la mayor y más descarada ofensiva privatizadora y de recorte que ha conocido la democracia española  y, si es preciso, con la entusiasta colaboración de CIU, que para ello se está entrenando en las catalunyas bajo la inconfndible batuta de don Artur Mas i Gabarró, conocido neoliberal  tirando a "més" que aplaude las ocurrencias privatizadoras de sus consellers ( Recuerden: "la salud es un bien privado que depende de uno mismo, y no del EstadoBoi Ruiz, Conseller de Sanidad y ex-vicepresidente de una patronal sanitaria) 

De ese modo, los aleccionados hijos bastardo-creyentes del sistema capitalista cartón-piedra vivirán un tiempo añadido -como en el fútbol-  en su estúpida y falaz creencia de que con unos cuantos apaños, componendas y martingalas recortadoras más o menos duras "volverán las oscuras golondrinas en  sus balcónes sus nidos de nuevo a colgar" y entraremos, rama de olivo en mano, por el pórtico dorado hacia el paraíso del  que nos sacó el villano vil de Zapatero para recuperar los BMW con sus depósitos llenos de gasolina para ir a trabajar a la cadena de montaje, los chales "endosados" e hiper-hipotecados por los siglos de los siglos, la escuela privada-concertada a la moda de  Esperanza Aguirre y a la sanidad con gabela al estilo Boi Ruiz. Y entonces ¡todo volverá  a ser como antes!  ¡Que bien don Mariano! Para eso le damos su mayoría absoluta: para que Vd. con su "no programa" nos devuelva nuestro capitalismo de mentirijilla y, de paso ¡cómo no! vuelvan nuestros profesionales del golferío político, tan necesitados de "cariño" en estos momentos, a chupar de la borrega. Como dicen los teólogos del sistema:"¡Bah! pequeñeces de nada. La corrupción está en el ADN de nuestra sociedad. Si no ¿qué sería el neoliberal/capitalismo sin esos pequeños defectos imputables a la vil condición humana?" 

Y a los demás ¿qué nos queda?. Quizá votar a otros que no estén teñidos por el hollín que deja el humo de la descacharrada locomotora de la gobernanza servil del mercado, adocenados promotores políticos del capitalismo cartón piedra para ilusos. Y después de votar, (juro que lo haré) como dice Rick "nos sentaremos con un buen Rivera del Duero a ver el espectáculo desde el tejado de la caverna".

domingo, 6 de noviembre de 2011

Buscando la confianza


Andan los cabezas de lista de los mayoritarios del bipartidismo enzarzados en una campaña a la que le quedan escasos catorce días. Corriendo como pollos sin cabeza, intentan ofrecer las dosis de confianza que el votante -indeciso o no-  necesita, para que su decisión-indecisión se convierta en voto. 
Cuando yo era un renacuajo "La Confianza" era una tienda de paños y sastrería sita en la desaparecida calle de Cerdán donde la gente con recursos iba a hacerse el traje porque el establecimiento aseguraba que si no quedabas satisfecho, el paño se retocaba hasta que el cliente era complacido. "La Confianza" ya no existe, la cerraron hace muchos años. Los nuevos tiempos y la vorágine de los grandes almacenes acabaron con ella. Confianza es lo que intentan demostrar los líderes, pero esta no es una campaña al uso. Está cubierta de dramatismo pues el mundo que hemos conocido hasta ahora se despeña por el acantilado de la incertidumbre y la oscuridad que nos visualiza el futuro. Y que se sepa, nunca nadie ha sabido remediar lo irremediable. Los líderes de los principales partidos tienen la garganta ahogada, presionada por la indefinición que mana de sus propias inseguridades no solo por no saber qué hacer en este momento, si no también ante lo que se les viene encima. Quieren ofrecer una confianza que ellos no tienen ya que están condicionados por un mundo dominado por la plutocracia. Y eso no solo te da inseguridad como político, si no que además no se puede explicar al ciudadano. Saben, que gobierne el uno o el contrario, estarán abocados a aplicar lo que su señor y dios mercado les exija, que no será otra cosa que: más sangre, sudor y lágrimas para los de siempre hasta que el sistema decaiga después de succionarnos hasta la última gota. Sus partidos -sin olvidar  los de corte nacionalista- son partidos que ya han gobernado y sabemos como lo hacen: sin discutir lo que los mercados exigen por encima de todo, para persistir en  su razón de ser. Pero aquí pasa como en algunas enfermedades incurables, se puede alargar la agonía al paciente pero la realidad es obstinada. Por ello intentan seducir a la masa municipal y espesa sin hacer mucho ruido, disimulando su desorientación en una campaña que están obligados a llevar a cabo, pero que a ninguno de ellos le hace puñetera gracia tener que hacerla. Haber gobernado y salir a las tribunas en los tiempos que corren es sinónimo de que se les vean las vergüenzas, queriendo tapar las desvergüenzas. Ninguno sabe si el "dios del trueno económico" aplacará su cólera y nos dejará tranquilos después del fuerte temporal, o, por el contrario, nos enviará -ya definitivamente y sin remedio- a la madre de todas las tormentas para arrasar con todo.
Las gentes se aferran a la posibilidad de recibir del "líder" un mensaje de esperanza, de confianza, que les permita pensar que se puede salir de la pesadilla y que todo volverá a ser como antes. Los líderes, por su parte, quieren transmitirla. Pero la "confianza", como la tienda de mi niñez, está cerrada. La cerró el propio sistema.