El "martes negro" del PP pasará a la efímera historia por una mezcolanza de
hechos cuando menos sorprendentes. En primer lugar la visita forzada y a
desgana del presidente del BCE Mario Draghi. Visita chapucera donde las halla, en la que se demuestra las
carencias que el PP tiene para gobernar la crisis - inhibidores de frecuencia incluidos- donde, por un lado, el Presidente de la Cámara aseguró que Mr. Draghi "había solicitado comparecer en
privado", cuando éste desveló posteriormente que "no tenía inconveniente" hacerlo
en público.
Y vino -lo trajeron- para decirnos que la economía española -es un decir- experimenta
una ligera "mejora", pero que los ciudadanos aun no notábamos los "efectos
positivos". Para ese viaje no hacían falta alforjas. El Sr.
Draghi, otro ex Goldman Sach instigador de los trampeos que taparon la
deuda de Grecia, viene a decirnos "lo que notamos", como si no lo supiéramos, y a darnos, de paso, un
curso intensivo de honradez. Y ello, repito, con inhibidores de frecuencia, que
es algo así como
la obstaculización de
aparatos electrónicos.
Al menos, en el 23F
del 81 todos los españoles pudimos ver en vivo y en directo el golpe de Estado.
Craso error, pues aun no había acabado Draghi su intervención "secreta", cuando
el vídeo
ya estaba pululando por las redes sociales.
Si esto fue por la mañana, la tarde se presentaba prometedora. En la misma
sesión del
Congreso se admitieron a trámite sendas ILP's. Una sobre la declaración de las corridas de toros
como "Bien de Interés Cultural"; la otra, sobre el establecimiento de la
"Dación en
Pago" frente a las hipotecas.
Todo estaba previsto. Se aceptaría la una y se desestimaría la otra; que para eso los
del PP son más
taurinos que "dacinos". El PP ya había anunciado horas antes que
votaría en
contra de la ILP
auspiciada por el movimiento PAH (Plataforma Afectados por la Hipoteca ). Todo el mundo
esperaba la paradoja de ver aprobada la admisión a trámite de declarar los toros Bien de Interés Cultural, al tiempo que se
rechazaría la Dación en Pago. Un anacronismo peligroso en unos momentos resbaladizos y delicados para
el PP.
Pero de pronto ¡saltó la sorpresa!: un portavoz del PP anunciaba que votarían a favor. Confusión en la calle, confusión en las redes sociales ¡no era posible!; pero si comprensible: el bochorno sonrojante y embarazoso que tal hecho hubiera
producido al PP, sumado a la actual situación barceniana-gürtera por la que atraviesa; el
más que fundado miedo a un
incremento considerable de las protestas en la calle, junto a la constatación de que el 85% de los españoles aceptan que la aplicación de la dación en pago es algo de justicia
para evitar situaciones límites, incluso de muerte, han posibilitado que el PP deje el rodillo de la mayoría absoluta -después de las correspondientes
disculpas al poder real: la banca-
en la "zona azul" del
aparcamiento.
Pero todo se andará. Percebe Rajoy sabe esperar. Es capaz de pasar
desapercibido frente al choque de las olas ante el fuerte temporal, esperando la
calma.
En el tránsito, la PAH ,
con la activista Ada Colau a la cabeza, adquiere una relevancia política, social y mediática extraordinaria, muy difícil de neutralizar ya por el
poder. Activismo que ha sido capaz de lanzar un torpedo directo contra la línea de flotación bancaria, dejando al descubierto una buena parte
de sus vergüenzas.
Para rematar la faena, Gallardón también se desdice con el
"tasazo". Por último y, aunque en este caso no pertenezca al PP -creo-, Benedicto XVI dimite; parece que el peso de la cruz le resulta
excesivo al Santo Padre. Pero chitón, no debo opinar; no soy católico.
Espero que sea su año horribilus.
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