Volver a lo cotidiano produce la extraña sensación de que el estado vacional ha sido algo efímero y tan transitorio e irreal, que nos ha parecido el sueño de una corta noche de verano. La reincorporación al hábito diario te devuelve a lo que consideramos nuestras vidas "reales". En lo cotidiano no existe el libre albedrío, existe lo establecido por la costumbre y la obligación. En mi caso la obligación: el trabajo y la costumbre: intentar captar y comprender lo que pasa a mi alrededor, pues en vacaciones parece que esa capacidad se relaja, para quizá obligarnos, bien por temor, o por el simple alarmismo autodefensivo frente a nuestros gobernantes, a estar más atentos, a desplegar más las antenas para prever por dónde te van a dar el susto, y con qué intenciones.
En esas mínimas reflexiones me hallo y veo que con nocturnidad post-vacacional y alevosía ex-playera, el gobierno ataca -de nuevo- ese gen que, educado y encallecido en el recorte y el susto permanente ya todos llevamos dentro, con un nuevo invento financiero salva-bancos: el "banco malo". Sí, efectivamente, ese banco que como todo lo que está haciendo Rajoy, no iba hacer. Pero sabemos que la "realidad" del presidente es una realidad "que le obliga" y ya tenemos aquí, para solaz regocijo bancario general, un banco malo. Graciosa definición en estos tiempos: como si los que ya existen, no fueran lo suficientemente malos.
Ese banco malo, aunque no hay todavía mucha información al respecto, se constituye para aglutinar los activos "tóxicos" (Fondos de inversión de muy baja calidad que se crearon a partir de hipotecas a personas con solvencia económica baja (respaldados por una vivienda cuyo precio real difiere bastante del especulativo). El valor de estos fondos de inversión es prácticamente cero o negativo). O lo que es lo mismo, meter en un mismo saco todo el golferío hipotecario de nula solvencia que han ido acumulando los bancos se supone que"buenos". A estas alturas ya sabemos todos que gran parte de esos activos han sido, o están siendo recuperados vía embargo por la entidades bancarias, sin saber ni cuando se van a vender, ni siquiera cual es su valor real. Con la creación de un banco malo, quedan absorbidas las cargas contables tóxicas de los bancos y anteriores cajas, realizando una limpieza tipo míster Propper, de toda la porquería financiera recuperando un aspecto mas lozano, pues como decimos, el valor contable de esos activos son infinitamente más altos que su valor real de mercado, fruto de la especulación y de la burbuja inmobiliaria. Si dichos bancos armonizaran su valor contable con el valor real, simplemente desaparecerían del mapa arruinando a inversores, accionistas y demás gente de bien. Y eso, por supuesto, no está dentro de la "realidad" de don Mariano. El traspaso de esas pérdidas al banco malo, cómo no, las asumiremos en gran parte, entre todos los sufridos españoles, debido a la conocida insistencia de Rajoy de dejar las ganancias al 1% de siempre, y repartir las pérdidas entre el 99% de toda la vida. Se estima que el banco recibirá entre 20.000 y 50.000 millones del FROP
Pero no todo debería de ser malo en un banco malo. Ello dependerá del enfoque en el funcionamiento de ese banco. Si va en la línea de fomentar el concepto de "alquiler" de vivienda por encima del de "compra" creando un "stock" de alquiler público y barato, convirtiendo la entidad en una especie de banco social, quizá estemos dando una buena solución al problema. Pero si por el contrario, dicho funcionamiento se dirige en el sentido de seguir actuando desde el punto de vista de la especulación pura y dura, adquiriendo viviendas a un precio ajustado, para venderlas después a precios más elevados, sería un "volver a empezar" siguiendo los cánones que nos llevaron a la situación en la que nos encontramos.
Si no se aclaran esos conceptos en la discusión y debate parlamentario y el resultado es el que nos tememos, será una medida más, un nuevo incumplimiento más que Rajoy pondrá en marcha para premiar a los culpables de la crisis financiera, con el dinero y el sufrimiento del conjunto de los ciudadanos.
De nuevo, un muy acertado análisis. Volvemos a encontrarnos con otro ejemplo -y van...- de que el liberalismo es una falacia. Es un sistema que promueve un alto gasto social (lo que supuestamente atenta contra sus principios) dedicado a incrementar las desigualdes al socializarse las perdidas de los grandes poderes económicos. Y es que el aunto del banco "malo" (me ha gustado mucho tu apreciación de "como si los que ya existen, no fueran lo suficientemente malos") no deja de ser otro rollo para que una vez mas los desmanes y trapicheos de los de arriba los paguemos los de abajo. Sinvergüenzas.
ResponderEliminarSaludos Replicantes.