martes, 18 de septiembre de 2012

Adiós Santiago



Llego a casa y en el teléfono veo varias llamadas perdidas. Todas ellas de amigos "carrillistas". Ese denominador común me puso subconscientemente en la antesala de lo previsto: Santiago había muerto. Me habían llegado noticias de que estaba muy mal y que era cuestión de días. 

Teníamos un fuerte lazo político y algunos hasta personal con Santiago Carrillo. Con él habíamos estado militando en el  PCE hasta que nos expulsaron. Después y junto a otros muchos,  nos aglutinamos en un difícil -pero maravilloso- rara avis grupal con una única pretensión:  la reconstrucción de un PCE unido, fuerte y renovado, después de la profunda crisis que supuso la expulsión de veinte miembros -Santiago Carrillo incluido- del Comité Central, así como de organizaciones enteras del Partido algunas sumamente fuertes e importantes en su organigrama. Queríamos la unidad de un nuevo PCE entorno a una cosa que se  dio en llamar "Mesa para la Unidad de los Comunistas" y suscitar el apoyo e interés de los trabajadores y de la juventud, intentando articular un nuevo rumbo de cambio social, a pesar de las dificultades que sabíamos que ello tenía.

Eran aquellos convulsos años posteriores a 1982. Pretendíamos salir de esa crisis que atenazaba al PCE fortalecidos y revigorizados. Un PCE que quedó, tras las elecciones de aquel año, en un número de diputados tan exigüo que, como se decía por aquel entonces "cabían en un taxi". Eran tiempos difíciles para los comunistas. Tiempos en los que se abandonaba el PCE para irse a otros partidos al albor de los resultados electorales y del travestismo y carrerismo político que ello conlleva. Un PCE dividido entre los que por un lado defendían, abjurando de años de historia y lucha, que un Partido Comunista ya no era necesario, y los que pensaban que había que volver a un dogmatismo de esencia por otro. Una división cuando menos curiosa, ya que ambos extremos tenían el objetivo común  de expulsar al carrillismo del Partido, con auténticas operaciones de ingeniería organizativa de acoso y derribo  auspiciadas por el grupo dirigente encabezado por el nuevo Secretario General Gerardo Iglesias. Queríamos reconstruir lo irreconstuible. Tiempos de decepción, pero también para algunos  de renovada ilusión, aunque sabíamos que esa ilusión se enfrentaba a una de las mayores locuras de autodestrucción de lo que había sido, hasta la transición, el partido de referencia en la lucha contra el franquismo.

Ha muerto Carrillo. Y con su muerte se cierra una parte de la historia de este país. Pero también me quedan en la memoria nombres de compañeros de aquellos años -algunos ya desaparecidos- que no quiero ennumerar aquí porque la lista sería interminable. Gente con grandes valores humanos y políticos que le siguieron y que absorbían sus  ideas y su análisis permanente sobre una realidad que cambiaba a un ritmo vertiginoso. Personas que encarnan la esencia de lo que fue el carrillismo, de su honradez y sentido común, de su capacidad de análisis, de crítica, de lucha y aportación para intentar conseguir siempre el beneficio de los más desfavorecidos. Personas -lo puedo asegurar- desaprovechadas desde el punto de vista político para la sociedad. Yo diría que a años luz de lo que es el concepto de "político" que hoy día conocemos. Gente que tenían mucho que aportar, algunos de ellos excelentes teóricos formados a la sombra de Santiago pero que amarrados por los acontecimientos y por los muchos enemigos de aquella osada apuesta, se quedaron anclados en el puerto de la desesperanza. Con ese potencial humano se acuñó el término "carrillistas" en una concrección natural que definía un tipo de de opción y convicción política entorno a la figura de Santiago Carrillo, cuando sabíamos que el carrillismo era una apuesta por unos valores muy especiales y no una apuesta para vivir de la política, sino mas bien una carta de despido de la misma. Pero nos sentíamos orgullosos de serlo, de ser los hombres y mujeres que acompañaron a Santiago Carrillo en aquellos convulsos momentos por encima de intereses personales y de profesionalización  política . Hombres y mujeres que seguro no faltarán en su despedida. Personas, camaradas de Santiago que pasarán desapercibidos para los medios de comunicación en su sepelio. Las cámaras se centrarán en otras personas "relevantes" e "importantes" de la política -¿política he dicho?-. Focos que no alumbrarán las caras de esos grandes desconocidos que estuvieron con Santiago desde siempre y hasta el último momento sabiendo que posiblemente jamás acabarían sentados en un escaño o en un puesto de responsabilidad política.  Esos grandes desconocidos en los que se encarna la esa verdadera POLITICA con mayúsculas.

Esa es la herencia viva de Santiago. Una herencia que no tendrá correspondencia en su aplicación práctica, ¿o sí?, ¿quién sabe?. Como dice un amigo biólogo: "la genética es la genética y la morfogénesis nos da muchas sorpresas". Esa política que podía haber sido y no fue. Y no ha sido, simple y llanamente porque no Carrillo, sino el carrillismo tenía muchos enemigos desde ambas orillas, y la sociedad, dirigida por esos grandes poderes cada vez menos ocultos del sistema, así lo ha querido.¡Faltaría más!

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PD. En esas conexiones que tienen Vds. a la derecha en este blog, comprobarán, sobre todo los usuarios más despistados que no lo hayan visto hasta ahora, que una de ellas es la de "Santiago Carrillo". Como ocurre en el fútbol o en otros deportes, cuando un jugador de equipo ha dejado estela a su paso por el mismo, su camiseta queda colgada en un lugar de relevancia en el club, la página de Santiago quedará colgada en éstas bitácoras como recuerdo, a sabiendas -¿o quien sabe?- que no volverá a escribir en ella. También les dejo las últimas líneas que Santiago escribió en un medio público. Es una reflexión a raiz de la expulsión de la carrera judicial del juez Garzón, donde, cómo no, arremetía contra lo que se nos viene encima. Artículo publicado en "El País" y titulado: "¿Volvemos a los tiempos del miedo?"

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¿Volvemos a los tiempos del miedo?

El 60% de los españoles estima que el juez Garzón es víctima de una persecución. Yo estoy entre ellos y aunque yo no lo soy tengo la satisfacción de saber que muchos reputados juristas piensan lo mismo. Pero lo más extraordinario es que más allá de nuestras fronteras, en Europa y América, por no decir en el mundo entero, la opinión pública también protesta la sentencia de nuestro Tribunal Supremo y los más prestigiosos medios de comunicación extranjeros la comentan con sorpresa y reserva.
En el caso del juez Garzón, se ha hecho un montaje sumamente aparatoso, tres juicios seguidos con cargos de lo más diverso, dando la impresión de que si no se le hundía en el primero lo sería en el segundo o en el tercero, no había escapatoria.
Consumado lo que tiene todas las apariencias de un error judicial, de una especie de caso Dreyfus a la española, comienza a levantarse una campaña en la que participan autoridades políticas y judiciales que pretenden cerrar la boca ahora a los que exponen dudas o críticas a esa sentencia. Se dice que estamos arruinando el crédito y la autoridad de uno de los poderes del Estado y que esto es un ataque a la Democracia como si se tratase de hacernos callar, de intimidarnos. ¿Es que acaso los ciudadanos no tenemos derecho a criticar la sentencia de un tribunal o cualquiera de las decisiones de uno de los poderes del Estado?

La condena a Garzón es otro síntoma de que   nuestra democracia está tocada
Eso es lo que sucedía en tiempos del juez Eymar, pero no lo propio de un Estado auténticamente democrático. Hasta ahora en este país hemos tenido amplia libertad para criticar a los poderes públicos. Cierto que las leyes aprobadas por el Parlamento, las sentencias de los tribunales, se han aplicado, pero unos y otros las hemos criticado con toda libertad y hemos reclamado su anulación en el ejercicio de un derecho ciudadano. Hasta aquí nadie ha ocultado sus opiniones. Hemos censurado seriamente, desde la derecha y desde la izquierda, lo que considerábamos errores del Gobierno de Rodríguez Zapatero sin que nadie se escandalizase.
Hemos puesto verde a la llamada clase política. Hemos denunciado el peligro del alejamiento entre las instituciones, los partidos políticos y el ciudadano en el curso de la crisis económica que tan intensamente sufre España. Hemos criticado algunas decisiones del Tribunal Constitucional. Últimamente, el CIS, en su encuesta de opinión, ha hecho público que el 70% de los españoles tienen poca o ninguna confianza en el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Un miembro de la familia real está bajo la seria imputación de un juez, y prensa y ciudadanos lo comentan libremente.
Y de repente se intenta cerrar la boca a los que consideran injusta la condena del juez Garzón, el hombre que procesó a Pinochet precipitando su caída, que apoyó a las víctimas de la opresión fascista en Argentina, que impulsó la causa de la rehabilitación de las víctimas del franquismo y a la vez persiguió eficazmente al terrorismo etarra, al narcotráfico, e hizo lo necesario para impedir prácticas de terrorismo de Estado defendiendo el Estado de derecho.
Se dice que Garzón violó la ley que solo admite las escuchas en los casos de terrorismo. Pero hay otros juristas, la Fiscalía del Estado, el juez Pedreira y muchos hombres de ley que aprobaron y aprueban la conducta de Garzón. Yo no soy abogado, pero pienso que la corrupción de la política por negociantes como los de la trama Gürtel ha hecho más daño al sistema democrático en España que el lacerante terrorismo de ETA. En definitiva, el Estado democrático se fortaleció luchando contra el terrorismo y ETA fue derrotada por las fuerzas de seguridad y, en definitiva, por la unión de todos los demócratas. Mientras que la corrupción ha hecho que los ciudadanos pierdan el respeto a los partidos políticos, a las instituciones y a la misma moral política, sin las cuales la democracia no funciona, suena a escándalo que la primera condena sea la del juez que inició la investigación de la trama Gürtel, que comprometió gravemente a miembros del partido que ahora gobierna.

La reforma laboral solo va a aumentar las rentas del capital y debilitar el poder sindical
Si se acepta generalmente que los políticos pueden llegar a corromperse, ¿cómo negar la posibilidad de que algunos abogados se dejen corromper y terminen colaborando con la tramade un delito de blanqueo de dinero, que fue la sospecha que originó la decisión de Garzón? Y por cierto, la experiencia de este proceso, a juzgar por su desarrollo hasta hoy, en absoluto ha impedido la labor de las defensas.
En las circunstancias que atravesamos, la condena del juez Garzón es también un síntoma de que la salud de nuestra democracia está tocada. Hay otros datos que acentúan la inquietud. En este país está creciendo el miedo y los españoles tenemos una larga experiencia de lo que puede ser el miedo como paralizante del espíritu cívico. Con más de cinco millones de parados, el Gobierno lanza una nueva reforma laboral que solo va a aumentar las rentas del capital para satisfacción de los bancos y a debilitar el poder sindical. Se engaña deliberadamente a los ciudadanos cuando se dice que a la larga eso creará empleo. Cualquier persona sensata sabe que una mayor rebaja de los sueldos reduce la demanda y eso provoca más paro. Pero se trata de crear la idea de que esto es una fatalidad contra la que a los ciudadanos no les queda más remedio que resignarse, lo que genera más miedo entre los que se sienten débiles.
Sobre ese estado de ánimo, el Gobierno piensa que será más fácil imponer medidas como las que la Iglesia dicte, las reglas de moral del Estado, aunque eso anule derechos humanos importantes.
Que la trama Gürtel y otras puedan quedar en la impunidad, como ha comenzado a suceder en el reciente juicio de Valencia, añade la sensación de desamparo.
Que la Academia de Historia, que parecía resignarse a corregir el diccionario de personalidades que negaba el carácter de totalitaria a la dictadura de Franco y justificaba su colaboración con el Eje fascista, de improviso anuncia que va a mantener la redacción primitiva, aumenta la sensación de que estamos retrocediendo.
Que se anuncia que criticar una sentencia como la impuesta a Garzón es una amenaza para la democracia o las intervenciones de la policía en la Puerta del Sol contra el 15-M, que hasta ahora no se habían producido, tiene que poner en guardia a la ciudadanía contra un posible peligro de involución. Hay que impedir que vuelvan los tiempos del miedo.
Santiago Carrillo Solares   20 de febrero de 2012

martes, 11 de septiembre de 2012

Declaración del Segundo encuentro de la Cumbre Social. 10 Septiembre



 
Reproduzco la Declaración del 2º Encuentro de la Cumbre Social, celebrado en Madrid el 10 de Septiembre de 2012.

El pasado 25 de julio más de 150 organizaciones de la sociedad civil, que agrupan a más de 900 asociaciones y entidades, nos reunimos en lo que denominamos Cumbre Social para reflexionar sobre la situación por la que está atravesando nuestro país, la naturaleza y las consecuencias económicas y sociales de las políticas que se están llevando a cabo por el Gobierno de la nación en connivencia con la Unión Europea, y para mancomunar la respuesta social con el objetivo de promover un cambio sustancial de las mismas.

Vimos entonces cómo las políticas que se están implementando desde mayo de 2010 y que se han intensificado desde la llegada del PP al Gobierno están suponiendo una fractura social sin precedentes: Se sigue destruyendo empleo; se siguen deteriorando los derechos laborales y sociales; se intensifica la devaluación de nuestro Estado de Bienestar; se promueve una involución ideológica de carácter neoconservador y confesional negando a las mujeres el derecho a decidir sobre su salud sexual y reproductiva, profundizando la división sexual del trabajo, reduciendo los recursos contra la violencia sexual, criminalizando a la población inmigrante,... y aparecen síntomas preocupantes de autoritarismo político que amenazan la calidad de nuestro sistema democrático. No existe ningún colectivo, ni ámbito de la actividad social y cultural, que se libre de las consecuencias de estas políticas salvo los poderes económicos y las élites que los representan. Todo ello, sin que en estos dos años largos de políticas neoliberales a ultranza aparezca el más mínimo indicio de superación de la crisis, antes al contrario, se profundiza la recesión económica.

El mundo del trabajo, los empleados y empleadas públicos, los desempleados y los pensionistas, los autónomos, el pequeño comercio; el mundo de la cultura y la ciencia; la justicia; el medio rural; los medios de comunicación y los periodistas, los inmigrantes, los jóvenes; la sanidad, la educación, la dependencia y los servicios sociales; el medio ambiente y las posibilidades de un modelo económico sostenible, los derechos de los consumidores, la actividad de las organizaciones que trabajan con los más empobrecidos y que practican la cooperación al desarrollo. TODOS y TODAS estamos sufriendo las consecuencias de unas políticas que nos llevan a un cambio de modelo social y nos arrastran hacia una sociedad más injusta, menos igualitaria y más autoritaria, rompiendo los consensos básicos establecidos en la transición democrática.

Desde la pasada reunión de la Cumbre Social hemos seguido sufriendo centenares de incendios repartidos por toda nuestra geografía que podrían haberse evitado o, al menos, haber sido menos devastadores si no se hubiesen recortado los recursos dedicados a ello ni destruido la ganadería extensiva como elemento de limpieza de los montes; se ha prolongado la ayuda a los parados que no perciben ninguna prestación pero reduciendo muy significativamente el número de beneficiarios de la misma, cebándose muy especialmente en los jóvenes; se ha intensificado la persecución de aquellas organizaciones no sumisas a las directrices del poder como ha sucedido con las amenazas contra FACUA, ha continuado el cerco del Gobierno central hacia las corporaciones locales, particularmente las menores, y hacia las CCAA y ha aumentado exponencialmente el riesgo de rescate de la economía española.

Las organizaciones reunidas en esta segunda Cumbre Social ratificamos el compromiso adquirido en la anterior de conseguir el próximo 15 de septiembre una gran concentración en Madrid, que exprese el profundo rechazo que nos merecen estas políticas; que plantee con nitidez que existen alternativas a las políticas europeas y nacionales, empezando por una política fiscal más justa y progresiva y una decidida lucha contra el fraude fiscal sin amnistía para los defraudadores. El 15 de septiembre, también, debe cuestionar la legitimidad del Gobierno para llevar a cabo unas medidas que no formaron parte de su programa electoral.

Ninguna de las medidas que, desde enero, se vienen aplicando se sometió a la consideración de la ciudadanía en las pasadas elecciones del 20 de noviembre. Cada una de ellas de manera aislada ya supone un ejercicio de ocultación suficientemente grave, pero todas juntas, como programa de acción gubernamental, supone un auténtico fraude democrático y una violación de los derechos humanos y de la ética de la política.

El mal llamado rescate (ni blando ni suave) que negocia el Gobierno ni es inevitable ni deseable con los antecedentes conocidos (Grecia, Irlanda, Portugal) y, de llevarse a cabo, supondrá nuevas condiciones y por tanto nuevos recortes, que amenazan con desbaratar lo poco que se mantiene en pie, prestaciones por desempleo, pensiones,...Ésa es una decisión de tal trascendencia que no puede tomarla el Gobierno por sí sólo. Si antes teníamos suficientes motivos para exigir un Referéndum, ahora más.

La Constitución Española contempla en su artículo 92.1 la posibilidad de que ante decisiones de especial relevancia se recurra a la consulta popular, eso es lo que da sentido y fortalece nuestra democracia, lo que en momentos tan críticos es justo que demandemos. En todo caso la ciudadanía debe tener la posibilidad de expresarse. Ése también es nuestro compromiso. 

martes, 4 de septiembre de 2012

Banco malo



Volver a lo cotidiano produce la extraña sensación de que el estado vacional ha sido algo efímero y tan transitorio e irreal, que nos ha parecido el sueño de una corta noche de verano. La reincorporación al hábito diario te devuelve a lo que consideramos nuestras vidas "reales". En lo cotidiano no existe el libre albedrío, existe lo establecido por la costumbre y la obligación. En mi caso la obligación: el trabajo y la costumbre: intentar captar y comprender lo que pasa a mi alrededor, pues en vacaciones parece que esa capacidad se relaja, para quizá obligarnos, bien por temor, o por el simple alarmismo autodefensivo frente a nuestros gobernantes, a estar más atentos, a desplegar más las antenas para prever por dónde te van a dar el susto, y con qué intenciones.

En esas mínimas reflexiones me hallo y veo que con nocturnidad post-vacacional y alevosía ex-playera, el gobierno ataca -de nuevo- ese gen que, educado y encallecido en el recorte y el susto permanente ya todos llevamos dentro, con un nuevo invento financiero salva-bancos: el "banco malo"Sí, efectivamente, ese banco que como todo lo que está haciendo Rajoy, no iba hacer. Pero sabemos que la "realidad" del presidente es una realidad "que le obliga" y ya tenemos aquí, para solaz regocijo bancario general, un banco malo. Graciosa definición en estos tiempos: como si los que ya existen, no fueran lo suficientemente malos.

Ese banco malo, aunque no hay todavía mucha información al respecto,  se constituye para aglutinar los activos "tóxicos" (Fondos de inversión de muy baja calidad que se crearon a partir de hipotecas a personas con solvencia económica baja (respaldados por una vivienda cuyo precio real difiere bastante del especulativo). El valor de estos fondos de inversión es prácticamente cero o negativo). O lo que es lo mismo, meter en un mismo saco todo el golferío hipotecario de nula solvencia que han ido acumulando los bancos se supone que"buenos". A estas alturas ya sabemos todos que gran parte de esos activos han sido, o están siendo recuperados  vía embargo  por la entidades bancarias, sin saber ni cuando se van a vender, ni siquiera cual es su valor real. Con la creación de un banco malo, quedan absorbidas las cargas contables tóxicas de los bancos y anteriores cajas, realizando una limpieza tipo míster Propper, de toda la porquería financiera recuperando un aspecto mas lozano, pues como decimos,  el valor contable de esos activos son infinitamente más altos que su valor real de mercado, fruto de la especulación y de la burbuja inmobiliaria. Si dichos bancos armonizaran su valor contable con el valor real, simplemente desaparecerían del mapa arruinando a inversores, accionistas y demás gente de bien. Y eso, por supuesto,  no está dentro de la "realidad" de don Mariano. El traspaso de esas pérdidas al banco malo, cómo no, las asumiremos en gran parte, entre todos los sufridos españoles, debido a la conocida insistencia de Rajoy de dejar las ganancias al 1% de siempre, y repartir las pérdidas  entre el 99% de toda la vida. Se estima que el banco recibirá entre 20.000 y 50.000 millones del FROP

Pero no todo debería de ser malo en un banco malo. Ello dependerá del enfoque en el funcionamiento de ese banco. Si va en la línea de fomentar el concepto de "alquiler" de vivienda por encima del de "compra" creando un "stock" de alquiler público y barato, convirtiendo la entidad en una especie de banco social, quizá estemos dando una buena solución al problema. Pero si por el contrario, dicho funcionamiento se dirige en el sentido de seguir actuando desde el punto de vista de la especulación pura y dura, adquiriendo viviendas a un precio ajustado, para venderlas después a precios más elevados, sería un "volver a empezar" siguiendo los cánones que nos llevaron a la situación en la que nos encontramos.

Si no se aclaran esos conceptos en la discusión y debate parlamentario y el resultado es el que nos tememos, será una medida más, un nuevo incumplimiento más que Rajoy pondrá en marcha para premiar a los culpables de la crisis financiera, con el dinero y el sufrimiento del conjunto de los ciudadanos. 


sábado, 1 de septiembre de 2012

Los sindicatos calientan motores



Septiembre ya está aquí. Los sindicatos, con el apoyo de más de 150  organizaciones, comienzan a templar un otoño que se espera caliente. Ha sido el gobierno de Mariano Rajoy el que ha  impuesto su ley, o mejor dicho la ley de los mercados especulativos, que está sirviendo para que la política y la democracia sean derrotadas por la vía de aplicar una bestial desrregulación de derechos, una total incompatibilidad entre Estado y déficit publico y una obsesión desenfrenada por cuadrar las cuentas sin valorar los daños directos y colaterales de una "guerra" que es de otros, pero que como todas las guerras la pagan los más débiles. De paso y aprovechando el lío, se intercalan políticas regresivas en materia de derechos que nada tienen que ver con lo económico, como la reforma de la Ley del Aborto. Lo mas curioso de las medidas que se están aplicando, amén de sus terribles consecuencias laborales,  políticas, económicas y sociales, es que suponen el mayor y más escandaloso fraude en la historia de la democracia española. Refresquemos.

En el poco tiempo que Mariano Rajoy lleva de Presidente, se ha cargado de un plumazo la base de las relaciones laborales surgidas del consenso en la transición democrática. Ha empobrecido a extensos sectores de la población asalariada y pensionistas. Ha recortado las coberturas establecidas a los parados, haciendo mas difícil su subsistencia ante la falta de trabajo. Abandona a su suerte a las personas dependientes y a quienes las cuidan, por la vía de eliminar y recortar las ya de por sí precarias ayudas que recibían. Vuelve a la carga contra la idea de que sea la mujer quien decida sobre su futuro en relación a su embarazo. En materia científica deja la investigación a su suerte. La cultura pasa a ser una cuestión meramente testimonial quedando aparcada en el rincón del olvido. Castiga a los funcionarios públicos reduciendo drásticamente sus precarios ingresos por la vía de recortar salarios, eliminando la paga extra de diciembre y los días moscosos. Deteriora los servicios públicos perpetrando un ataque enfermizo y privatizador contra la sanidad y la educación públicas. En materia de libertades muestra una auténtica obsesión autoritaria negando los más elementales derechos ciudadanos, como el de manifestarse públicamente. Se olvida del mayor y más cruel drama español: el desempleo, caminando inexorablemente hacia los 6 millones de parados antes de finalizar 2012. Como guinda del amargo pastel, hoy mismo estrenamos el flamante y nuevo modelo de IVA -sí, ese que nunca se subiría- para hacernos más pobres de lo que ya somos y consumir menos de lo que ya consumimos. Y así, en ésta vorágine de sinrazón, suma y sigue.

Todo ello se hace con la mayor desvergüenza y desfachatez pues ninguna, absolutamente ninguna de las medidas aplicadas y comentadas anteriormente, estaban recogidas en el programa del PP en campaña.  Es la hora pues de imponer "otra ley". La ley de la razón y de la cordura. Ha llegado el momento de la verdad exigiendo otra política y respeto democrático. Los sindicatos se proponen intensificar  acciones de protesta, tan necesarias como democráticas, para denunciar todas estas agresiones y mostrar el gran rechazo de la sociedad contra unas medidas que empobrecen a la población, arruinan la economía, atacan el consumo y en consecuencia, destrozan el empleo y, lo que no es menos grave: la armonía y convivencia sociales atacando contra la esencia de la democracia.

Es por lo que el Sindicalismo Confederal está organizando, entre otras acciones de protesta, una gran "Marcha a Madrid" para el 15 de septiembre, contra toda esa bazofia neoliberal de Rajoy y su gobierno y en defensa de los servicios públicos.

Asimismo y en base a que don Mariano además de recortador, miente como un bellaco, se le va a exigir un Referéndum al objeto de que la ciudadanía se exprese sobre las medidas que está aplicando y que nada tienen que ver, insisto, con el programa con el que el PP -Rajoy a la cabeza- se presentó al electorado. Eso se llama simplemente "fraude electoral". Un fraude a la ciudadanía que debe ser corregido por la vía del referéndum, o en su defecto convocando elecciones anticipadas.

De momento, el 15 de septiembre estaremos por Madrid. Es lo que hay.