La recomendación de bajar los salarios un 10% por parte del FMI en boca de Olli Rhem, avalada por la Unión Europea, se vuelve a manifestar como la "salvación de la economía nacional".
Resulta cuando menos llamativo, que la patronal española, tan dada a estos menesteres de jibarizar las nóminas, en esta ocasión haya dicho que no está de acuerdo con dicha recomendación; eso puede dar una idea de cómo están en España los salarios. El presidente de la patronal Joan Rosell, siempre ha defendido que la moderación de los salarios aumenta la competitividad y frena la caída del desempleo (Amén). Sin embargo, nuestros comprensivos patronos deben de entender que, en esta ocasión, lo que Olli pretende va más allá de la pura moderación, para convertirse en un misil contra la capacidad de compra de la clase trabajadora y, por tanto, dicho misil puede venirles rebotado hacia las propias empresas, pues sin duda se frenaría el consumo poniendo en riesgo el propio sistema productivo.
Les debe de resultar aventurado en exceso confiar la recuperación económica exclusivamente en las exportaciones, pues poner en riesgo las inversiones y el consumo interno, sería una temeridad que pagaría caro lo poco que queda de la industria española.
Alguna ventaja tenemos que tener los de esta orilla, pues según el cuento de Perogrullo: "Si no hay salarios con capacidad de compra, no se fabrica; si no se fabrica, no hay empresas; si no hay empresas, los empresarios no ganan; si los empresarios no ganan, los bancos no cobran; si los bancos no cobran, les tenemos que pagar la deuda los trabajadores. Pero como ya no hay trabajadores, aquí se acaba el cuento"
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