domingo, 24 de noviembre de 2013

¡Oído mortales! habló Larry Summers


(Reuters/Molly Riley)
Hay acontecimientos que pasan interesadamente sin controversia ni polémica alguna en la enredada urdimbre informativa. Lo digo porque me llama la atención el escaso debate que los medios han hecho para desgranar el discurso que dio Larry Summers en una conferencia del FMI ante una nutrida y distinguida audiencia. Sobre dicha conferencia, solo salen los titulares tamizados y lustrosos para que lleguen al público sin descodificar demasiado, es decir, para que nos llegue lo que ellos pretenden que nos llegue: que la crisis ya ha acabado, pero que sus males, como el desempleo estructural, el empeoramiento de las condiciones laborales y salariales, o la pérdida de bienestar social y de derechos, por poner algunos ejemplos, es algo a lo que nos debemos de acostumbrar.

Summers fue Secretario del Tesoro de los EE.UU. de 1999 a 2001 bajo la presidencia de Clinton, y asesor de Barak Obama como Director del Consejo Nacional de Economía de los EE.UU de 2009 a 2010. También fue Presidente del Banco Mundial de 1991 a 1993. Como vemos, no es ningún piernas del tres al cuarto. Este personaje siempre me ha llamado la atención por las controversias que suscita, tanto en sus actuaciones en economía, como por sus reflexiones y opiniones públicas en la materia. Vaya por delante el que es tan culpable, como otros muchos, de la situación financiera mundial, y que cuanto dice, lo hace con la intención de justificar el pasado, presente y futuro del sistema al que defiende.

¿Qué ha dicho en la conferencia? Pues, en síntesis, algo tan llamativo como que "quizá la crisis haya acabado, pero que en realidad es posible que nos estemos enfrentando a un escenario en el que el escaso crecimiento es lo normal". Es decir, que Summers considera la seria posibilidad -e intenta mentalizarnos de ello-  de un estancamiento per se, aun en el hipotético, y falso diría yo, supuesto de haber salido de la crisis. 

Parece ser que los allí presentes se quedaron atónitos y no salían de su asombro, pues la frase conlleva una carga de profundidad increíble: que la economía estadounidense y por extensión la occidental no va a ser capaz de de crecer a la vez que crea empleo; pues ello sólo es posible -en parte- creando burbujas como hasta ahora, con los consiguientes riesgos que esas criminales burbujas arrastran, no para aquellos que las producen lógicamente, sino para el común de los mortales. Larry reconoció que las autoridades inyectaron dinero suministrando liquidez y evitando una segunda Gran Depresión, pero admite también que, cuatro años más tarde, el paro aumenta y el PIB sigue estancado. Hasta ahí, nada que ya no sepamos.

Buscando las causas de la crisis, Summers se hace una pregunta: ¿cómo pudo ser que en los años previos a la debacle financiera hubiese tanta imprudencia, dando dinero fácil -algo a lo que él contribuyó sin duda- , y aun así todos esos excesos no se tradujesen en un aumento espectacular de la demanda, mayor empleo, un sobrecalentamiento de la economía y, al final, una oleada de inflación rampante?. Es decir, que con todos los escenarios mas favorables posibles, aun así la demanda no subió en exceso. Si calentando la economía de forma artificial a base de burbujas el sistema no es capaz de sentar las bases de unos niveles de empleo adecuado, según el expresidente del Banco Mundial, menos aún se creará éste cuando las brasas del desastre están siendo humedecidas por los bomberos del sistema: los gobiernos. 

La deducción lógica que se debe extraer del discurso de Summers, aunque él no lo diga abiertamente, es que el sistema financiero y económico mundial sencillamente no sirve, pero que no nos preocupemos, pues ellos van a seguir inventando burbujas, aunque éstas no ayuden para darnos trabajo y bienestar social, sino que, a partir de ahora, sólo servirán, en el mejor de los casos, para mantener lo poco que queda. Lo de Larry es sencillamente un anuncio al mundo, una especie de: es lo que hay, y no esperen del sistema nada más. Mientras, ellos, seguirán en el negocio de la Gran Mentira.

El sistema financiero y económico actual está fuera de toda lógica. No tiene solución, y sólo lo mantienen en la UVI políticos y gobiernos a consta del sacrificio y el sangrado social y económico de sus gobernados; Jarry les está diciendo por extensión también a todos los gobiernos amamantados por el sistema, que lo único que les queda por hacer es pensar cómo mantienen el tipo sin que se les note demasiado. En España sabemos bastante de eso, pues Mariano, el presidente del parte meteorológico y su Gobierno ya lo hacen, incluso sin disimular.

Summers, como podemos deducir, no hace una crítica del sistema; de lo que realmente nos está intentando convencer es de que aceptemos las burbujas con amor y como mal menor, pues posiblemente ya estén creando la próxima. Y las clases sociales que carecemos del privilegio de los modernos patricios financieros, tan dadas a creerse eso de los brotes verdes y la luz al final del túnel, se quedarán tan ricamente viendo como crece y brilla la nueva burbuja, hasta que nos la hagan estallar, de nuevo, en nuestras propias narices.

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